Productor Andrés Malatesta (izq); director de fotografía Juan Durán (centro) y guionista y director Rodolfo Pereira (der.)

Productor Andrés Malatesta (izq); director de fotografía Juan Durán (centro) y guionista y director Rodolfo Pereira (der.)

Escribe: Jaro Adrianzén | Toque de Queda, largo que reconstruye la cobertura periodística de las masacres de Sendero, será dirigido por Rodolfo Pereira. Se estrena el 2019.

El guión estuvo listo a mediados de los años 80’, cuando poco se sabía de Sendero Luminoso. A Rodolfo Pereira una major de Hollywood le bajó el dedo porque ‘nadie’ conocía al movimiento terrorista que masacraba comunidades en la sierra y selva peruanas. Siguió en el ámbito privado –incluyendo un paso como secretario de prensa de Alejandro Toledo– hasta que en el 2016 envió el empolvado guion al concurso de la DAFO, del Ministerio de Cultura. “Allí empieza esta maldición”, cuenta medio en broma, medio en serio. Ya tiene el 60% del financiamiento asegurado y las locaciones en Ayacucho y la selva central listas. Grabará en marzo del 2019. Y adelanta que en la pantalla se verá “la violencia terrorista en toda su magnitud, los esfuerzos de los actores democráticos y el rol de la prensa de investigación”. La trama se centra en dos periodistas estadounidenses que llegan al Perú para buscar a dos colegas perdidos en la serranía. El telón de fondo es la matanza en una comunidad asháninka. Y en aras de una verosimilitud tantas veces olvidada, la cinta tendrá diálogos en castellano, quechua, asháninka e inglés. El trujillano Henry Ian Cusick (que participó en la aclamada Lost) está confirmado. Mientras que la danesa de raíces peruanas Helena Christensen aún está en conversaciones. En los próximos meses arrancará el casting para completar el elenco. Pereira reconoce que la película es una reflexión sobre su vida en prensa, complementada con retazos de personalidades y periodistas como Gustavo Gorriti, María Luisa Martínez, Gilberto Hume y Eduardo de la Piniella, amigo con quien conversó tres días antes de que lo matasen en Uchuraccay. La presencia de periodistas foráneos en la trama, explica, obedece a la necesidad de “universalizar la historia”. Apunta al mercado extranjero. Y a sumarse a la creciente (y necesaria) vertiente cinematográfica que cuenta la historia del terrorismo en el Perú. Sin miedos ni color político.